Hola amigo opositor y amiga opositora intolerante. Como la
idea de estas palabras no es tratarte como tú me tratas a mí sino como esperaría
que lo hicieras, me permito usar las normas de cortesía y desearte ante todo
muy buenas noches.
Para no hacerte la lectura tan aburrida, repetitiva o quizás hasta desagradable, me referiré a ti
simplemente como “amigo intolerante” sin ánimos de ofenderte, más aun cuando
eso es lo único que has demostrado ser, una persona que no tolera la idea de
respetar las posiciones de los demás, incluso estando de tu mismo lado de la
barrera política.
Amigo intolerante, veo que no soportas el no haber alcanzado
hasta el momento con tu actitud violenta y agresiva ninguno de tus objetivos
planteados basados en la visión de país que muchos compartimos. Quizás no es la
manera correcta y aun no te has dado cuenta, digo yo…
Ambos compartimos el rechazo a ser llamados violentos,
fascistas, terroristas, golpistas y corruptos por quienes consideramos
violentos, fascistas, terroristas, golpistas y corruptos, pero resulta, amigo
intolerante, que cuando te comportas como un violento, fascista, terrorista,
golpista y corrupto, el único éxito que tienes garantizados es seguir ganándote
esos adjetivos descalificativos, dándoles además la razón.
Padecemos los mismos problemas: corrupción, inflación,
autoritarismo, escasez; también unos niveles de inseguridad y violencia
desbordada que nos genera un miedo terrible de salir a la calle y que los altos
funcionarios del Gobierno insisten llamar “sensación”. Pero qué triste es
encontrarme con grupos violentos conformados por gente como tú, amigo
intolerante, en espacios en los que compartimos actividades en común.
Decido escribirte estas líneas, amigo intolerante, porque no
puedo entender cómo un pequeño grupito de personas como tú me impidieron a mí,
y a muchos más, ingresar esta mañana a mi recinto universitario; estudiantes
como yo y todos los afectados por tu desespero, con los mismos problemas por los que todos
padecemos y que mencioné unas líneas más arriba. Pero el episodio más insólito
es cuando escuché estas palabras textuales: “no tienes derecho a entrar, y
nosotros tenemos el derecho a impedírtelo”…
No suelo decirle a la gente que no tiene razón pero, amigo
intolerante, cuan equivocado estás con esa actitud. Lamento hacerte saber que
ya no puedo apoyarte. ¿Por qué? Porque simplemente yo lucho por la preservación
de mis derechos y tú, al igual que este Gobierno al que ambos rechazamos, estás
tomando la misma actitud de ellos, lo cual también me hace dudar que en
realidad nuestros objetivos sean los mismo; lamento también informarte que te has
rebajado a su nivel, ese del que tanto te quejas.
Estimado amigo intolerante, no te tomes esto personal. No
creas que por estas líneas de las que estás disfrutando te voy a dar la espalda.
Cuando logres controlar tu pasión y no la sobrepongas a la razón, volveremos a
conversar con todo gusto para llegar a un buen acuerdo por una mejor Venezuela;
espero con ansias ese momento.
Amigo lector en general, si no te sentiste aludido en ningún
momento por estas líneas, puedes estar tranquilo, no iban dirigidas a ti, así
que felicitaciones, no eres un intolerante. Podemos continuar por la vía del
sano juicio y la razón.
#Paz para todos.
@FernandoArraez
flarraezm@gmail.com
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